Fidel Castro y sus propuestas de anular la deuda externa

Por: Sergio Ortiz
Fidel Castro murió el 25 de noviembre de 2016; había cumplido 90 años y seguía escribiendo sus reflexiones, de mucha difusión en el mundo.
Los temas sobre los que investigó y militó fueron muchísimos; imposible abarcarlos en una ni en varias notas por su vastedad. Quizás lo más adecuado, en este aniversario de su llegada al mundo en Bairén, es que los interesados en seguir aprendiendo de ese líder mundial prioricen los temas que más tienen que ver con sus desafíos actuales.
Para la humanidad azotada por el coronavirus es de sumo interés su lucha para reponer la cantidad de médicos por la fuga de la mitad de ellos tras el triunfo de la revolución y convertir a la isla en potencia médica. Tiene la mayor proporción de médicos por habitantes del mundo (9 por mil). En ese capítulo de actualidad está la creación en 1999 de la Escuela Latinoamericana de Medicina y en 2005 la fundación de la Brigada Médica Internacional «Henry Reeve». Esta, por su comportamiento heroico anterior y el que tiene hoy contra el Covid-19, merece el Premio Nobel de la Paz 2020. Así lo han solicitado varias organizaciones del mundo, incluida Argentina.
Lo notable es que ese líder no se conformaba con llegar a una meta en salud y exhortaba a seguir adelante hasta otra mejor. Por ejemplo, en 1985 había bajado el índice de mortalidad infantil al 15 por mil, siendo encomiado por la Unicef. En las escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA, Argentina, el 26 de mayo de 2003, dijo que «el índice está por debajo de siete por cada 1.000 nacidos vivos; el último año fue de 6,5; el anterior había sido 6,2, nosotros pensamos bajarlo». Y en las primeras semanas de 2020 fue de 3,8 por mil nacidos vivos.
Con los incendios en el Amazonas y otros lugares del planeta, fruto del desmonte y cultivos transgénicos, sin omitir la conducta entre criminal de personas, más los gases de efecto invernadero, desertificación, contaminación, suba del nivel del mar e inundaciones, etcétera, es inevitable volver a la advertencia fidelista de la Eco-Río 92. Le habían dado 5 minutos y debe haber sido una de las pocas veces que fue tan breve. Advirtió: «Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre». Y propuso: «Aplíquese un orden económico internacional justo. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre».
Algunas encíclicas papales progresistas, como la «Laudato Sí», fueron en el mismo sentido, pero 23 años después. ¿Cuántos millones de hectáreas de bosques nativos se habrán desmontando en ese lapso?
La deuda eterna.
Muchos argentinos hoy vuelven su mirada a sus escritos sobre la deuda externa regional. La crisis económica, la pandemia y el creciente endeudamiento, criminal e ilegal, así lo ameritan. El cronista volvió a leer «Fidel Castro, la impagable deuda externa de América Latina, entrevista al Excelsior de México» (21/3/1985), «Fidel Castro habla a los trabajadores de América Latina sobre la deuda externa» (18/7/1985), «Fidel habla a los políticos de América Latina» (3/8/1985) y su discurso en Buenos Aires de mayo de 2003.
Esas reuniones de 1985 estaban impulsados por la moratoria de México en agosto de 1982 y la crisis de la deuda, que había originado ajustes y represiones con muertos en República Dominicana.
Fidel, líder de avanzada, había empezado a estudiar el fenómeno en 1971 en su visita a Chile tras el triunfo de Unidad Popular, cuando visitó la sede de la Cepal que hoy dirige Alicia Bárcena. «La deuda de América Latina nadie sabe si se elevaría a 30.000 o 40.000 millones de dólares», escribió.
Telesur divulgó en junio de 2020 una nota de Franz Hinkelammert y otros autores. Demostraba que de los altos niveles de endeudamiento de los ’80 todo había empeorado: «la deuda externa se duplicó hacia 1990, y para 2019 había crecido 10 veces, superando los 2 billones de dólares, con un pago de intereses que sumó un poco más de 1.1 billones de dólares».
Eso ya lo había advertido el comandante. En los trabajos mencionados denunció el crecimiento de la deuda por el intercambio comercial desigual en detrimento del Tercermundo, los altos intereses del endeudamiento, la fuga de capitales, los créditos condicionados por la banca internacional y el FMI, el saqueo de nuestras riquezas, etcétera. En su charla de 1985 con dirigentes políticos les recordó que en 1979 la deuda de la región ya era de 335.000 millones.
Esa denuncia conserva total vigencia y el caso argentino lo grafica. Según Fidel en 1971 Argentina debía 5.000 millones de dólares. Citando a la Cepal dijo que en 1985 ya eran 48.000 millones. Después los gobiernos neoliberales de Menem, De la Rúa y especialmente Macri, a junio de 2020 el país adeudaba 323.065 millones, 89% del PBI.
La propuesta fidelista en reuniones continentales con políticos, sindicalistas e intelectuales era condonar o anular todas esas deudas de América Latina y el Caribe. Para no ocasionar crisis en los países acreedores y sus sistemas bancarios, proponía achicar el presupuesto de guerra mundial, estimado en un billón de dólares. Eso conectaba su idea de un Nuevo Orden Económico Internacional con conjurar los vientos de guerra imperial que soplaban fuerte, y eso que Donald Trump era sólo un nubarrón en el lejano horizonte.
La propuesta se completaba con un Club de Deudores: «los acreedores están estrechamente unidos en el FMI y el Club de París; un club, un comité, un grupo o como quiera llamársele, resulta indispensable; los países aisladamente no podrán alcanzar ninguna solución verdadera».
Luego del reciente acuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y los fondos acreedores, los argentinos deberían repasar esta hipótesis-tesis de Fidel Castro:
«Suponiendo que haya 20 años de gracia y se pague sólo el 10 por ciento de las exportaciones por los intereses de la deuda, con exportaciones por 100.000 millones al año, ¿qué pasaría al cabo de 20 años? Toda la América Latina habría pagado en 20 años 200.000 millones de dólares. Y al cabo de 20 años – cuando se sumaran el capital y los intereses, y a su vez los intereses capitalizados empezaran a cobrar intereses – con esta fórmula la América Latina deberá 2 billones 75.140 millones de dólares, más de cinco veces lo que debe hoy. Y habríamos pagado, contante y sonante, 200.000 millones».