#Evo: El Presidente indígena que transformó #Bolivia
El 18 de diciembre de 2005, sucede algo extraordinario en la historia boliviana: gana las elecciones generales un indígena, un hombre salido de las entrañas de la Pachamama: Juan Evo Morales Ayma. Por fin, después de más de dos siglos del descuartizamiento de Tupac Katari se cumplió la sentencia: “Sólo a mí me matan, volveré y seré millones”.
Evo nació el 26 de octubre de 1959 en Isallavi, Orinoca, departamento de Oruro y como la mayoría de los niños del área rural de Bolivia de aquellos años, debió haber muerto durante el parto de no ser por la acción de la partera Luisa Morales.
En su niñez fue pastor de llamas, agricultor, zafrero, vendedor de helados, ladrillero, panadero. Durante su adolescencia fue trompetista en la “Banda Real Imperial” de Oruro. En 1978, prestó el servicio militar obligatorio en el Estado Mayor de la ciudad de La Paz, donde fue testigo de los golpes de estado de Juan Pereda Asbún y David Padilla Arancibia.
En 1980, la sequía asoló las tierras de Orinoca, por lo que poco después Evo y su familia se ven obligados a migrar al Chapare. En 1988, fue designado Secretario Ejecutivo de la Federación del Trópico de Cochabamba. Seis años bastaron para transformar al futbolista y secretario de deportes en el dirigente campesino más importante de Cochabamba y padre de dos hijos: Eva Liz Morales Alvarado y Álvaro Morales Paredes.
En 1995, surge la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP) que deviene en el Movimiento Al Socialismo (MAS). En las elecciones de 1997, Evo es elegido diputado por el Chapare. Sin embargo, el 22 de enero de 2002, diputados neoliberales lo expulsan del Congreso acusándolo de cometer faltas graves en el ejercicio de sus funciones.
El 22 de enero de 2006, Evo asume como Presidente y el 1 de mayo nacionaliza los hidrocarburos. En las elecciones generales en diciembre de 2009, Evo obtiene 64,22% de los votos y en octubre de 2014 el pueblo lo reelige con 61,36% de los votos. El 3 de marzo toma la decisión de llevar a Chile al Tribunal Internacional de La Haya para resolver el diferendo marítimo.
Es la tenacidad y entereza la que le mereció el récord de permanencia en el gobierno; más de 9 años, 8 meses y 25 días sin descanso, superando así al Mariscal Andrés de Santa Cruz. (Pensando Américas-Bolivia Noticias)