El mal genético de la Asamblea Nacional #Venezolana
Por Ana Hernández Hernández
Julio Borges, el recién sustituto del adeco-burgués Henry Ramos Allup como presidente de la Asamblea Nacional (AN) en la República Bolivariana de Venezuela inició su mandato con similares o los mismos tropiezos que llevaron a su antecesor a golpearse el trasero una y otra vez, pues choca con una Constitución, que al parecer tanto uno como el otro y toda su directiva desconocen, lo que sin duda reafirmará el fracaso de una clase a la que nunca le ha interesado el pueblo y el bienestar social.
Un discurso agresivo, con llamado a tomar las calles hasta derrocar al presidente constitucional, en total apego a la violencia y al desespero, y creyendo que por ser mayoría en el ente legislativo pueden arrogarse el derecho de desconocer y faltarle el respeto al resto de los poderes públicos que rigen esa sociedad, la AN continúa en desacato luego de haber juramentado a los cuatro diputados indígenas de Amazonas, lo que sin duda es una franca arbitrariedad.
Al parecer y tras un año, la oposición venezolana no sale de la “borrachera que los embriaga” desde que fueron mayoría en el Parlamento, “borrachera” que solo los enrumba a seguir hundiéndose en un lodazal de arrogancia, de fraude, como si fuera un mal genético de las oligarquías en Latinoamérica.
A solo unas horas de haber asumido, Julio Borges, cual títere manipulado repitió el mismo discurso de quien lo antecedió, casi con idénticas citas, lo que sin dudas demuestra que se trata de un guión elaborado con la intención de desestabilizar la patria de Bolívar, crear el caos y hacer ver ante la opinión interna, la que en no pocas ocasiones se deja llevar por los cantitos de la derecha y por unas cuantas arepas, para arremeter contra las acciones del gobierno legítimo, cuya dirección está encabezada por el primer mandatario obrero en la historia de Venezuela.
Este guión que trae Borges ante la AN venezolana responde además, a los apetitos foráneos, y que encuentran apoyo y respaldo en lo más recalcitrante de una derecha que, solo ha pretendido echar por tierra la mayoría de los beneficios sociales llegados con la Revolución Bolivariana, y en el punto clímax de sus pretensiones buscaron, con Allup encabezando el Parlamento y en abierta conspiración fraguada en la OEA, invocar contra Venezuela la Carta Democrática, acción que encontró total rechazo, a pesar de los maquiavélicos planes respaldados por el concubino del imperio, su Secretario General Luís Almagro.
Una vez más, a la nueva directiva ya el Gobierno Constitucional le ha reiterado la necesidad por la paz, y por el bien de la nación, a sentarse en la Mesa de Diálogo como la vía para solventar las divergencias y encaminar al país en aras de salir de la crisis en la que se encuentra, como consecuencia también del boicot de los grandes empresarios y que responden a lo más rancio de la oligarquía.
Los cierto es que Venezuela inicia el 2017 con una nueva directiva en la AN, de mayoría opositora, y desde ya se presupone un año de fuertes tropiezos y encontronazos, pues mientras los cabecillas opositores vuelven a la carga para de manera inconstitucional sacar a Maduro de Miraflores, para lo que Borges convocó a la rebelión de las Fuerzas Armadas , el gobierno encabezado por él proseguirá con las múltiples misiones de carácter sociales, y afianzará los 15 motores productivos que priorizan la alimentación del pueblo y desde ya decretó el primer aumento de salario del corriente calendario, con el fin de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores.
Venezuela tendrá por delante otro año de combate por el respeto a la Constitución Bolivariana, legítimamente aprobada en referendo popular, y principalmente el Gobierno encabezado por el hijo de Hugo Chávez tendrá el enorme reto de mantener la paz en la nación, cara a cara contra una oligarquía parlamentaria que apuesta por la inestabilidad y la violencia, pero además patrocinada por sus amos del norte y que encuentran apoyo en algunos no menos despreciables vendepatria. (Pensando Américas