El Abdala de Martí y su amor por la Patria
Por Gerardo Cabrera Prieto (*)
En la mañana del 23 de enero de 1869 un nuevo periódico pasaba de mano en mano entre los habitantes de La Habana. Su título: La Patria Libre, con varios artículos de interés; pero uno destacaba entre todos y le daría perdurabilidad a la publicación. Se trataba del poema “Abdala”.
Aparecía el semanario cuando la situación que se vivía en la capital de la Isla era bastante agitada. Desde el 21 los ánimos estaban algo caldeados.
Ese día se había representado en el teatro Villanueva una obra, en la cual uno de los cómicos lanzó una frase que propició algunas exclamaciones favorables a los cubanos y al líder independentista Carlos Manuel de Céspedes. Ello provocó el recelo de las autoridades y el odio de los voluntarios.
Ante la promesa de los bufos de no reincidir, el Gobernador autorizó la presentación de otra obra en la siguiente jornada. Pero antes de concluir la misma, gritos de ¡Viva Cuba! y de otra parte ¡Viva España!, desencadenaron las acciones entre los partidarios de la independencia y los integristas.
Disparos, gritos, golpes… carruajes apresurados, matizaron la noche del 22 de enero de 1869, hace ahora 141 años.
Cerca de allí estaba la casa de Rafael María de Mendive donde se encontraba José Martí, junto a su maestro dándole un último vistazo al periódico que saldría en las próximas horas.
Al título del rotativo La Patria Libre se añadía un subtítulo que lo caracterizaba como Democrático-Cosmopolita. Sin embargo, el contenido evidenciaba que por él se transpiraba independencia.
El segundo trabajo incluido en éste rechazaba la asimilación y reclamaba que a Cuba se le diera el gobierno que decidan los cubanos. Se une un tercero que justifica el derecho de revolución. “Abdala” viene a ser el colofón de ese subliminal mensaje independentista.
Dicho poema dramático era encabezado por una anotación impresa en mayúsculas que apuntaba Escrito expresamente para La Patria.
Su detallada lectura nos evidencia la intención de Martí al escribirlo: impedido de referirse de manera directa al deseo de ver libre a su amada patria, el texto recrea la decisión de un joven príncipe africano, de un imaginario lugar llamado Nubia, de defender su tierra del agresor extranjero.
Abdala, nombre del príncipe guerrero, está dispuesto a sacrificar su vida en aras de lograr la libertad de su tierra, y aun cuando su madre le suplica que no parta a la guerra, con palabras encendidas le responde:
El amor madre, a la patria
no es el amor ridículo a la tierra,
ni la yerba que pisan nuestras plantas:
es el odio invencible a quien la oprime,
es el rencor eterno a quien la ataca…
Finalmente el joven muere, por su patria sacrificó la vida, como él había anunciado.
Sin duda, el Héroe Nacional resumió en el personaje su amor a la Patria, a la libertad y la decisión de defenderla del colonialista opresor, aunque en ello le fuera la vida. (Pensando Américas-Las Razones de Cuba-ACN)
(*) Historiador