#Cuba es otra historia, no se equivoque #Almagro
Por Ana Hernández Hernández
Al parecer más de 50 años de fracasos contra Cuba y su pueblo no le bastan a los poderes hegemónicos imperiales, y en su última provocación le echaron mano a un “peje gordo”, nada más y nada menos que, al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luís Almagro.
Ese jinete, desde que subió al estribo del Ministerio de las Colonias Yanquis, ha dado muestras claras de su parcialización con la nación que le paga y le ofrece cobija al inescrupuloso ente regional creado por Estados Unidos para manipular en aquel entonces a los gobiernos en la América Nuestra.
En la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, quedó bien claro que, a la mayor de Las Antillas no le sorprenden las declaraciones y actos anticubanos de Almagro, pues al fin y al cabo es una marioneta que va colgada de los hilos imperiales y en ella se agolpan una y otra vez los desesperos de un imperio herido hasta la médula, pues a pesar de los intentos resurgidores de la rancia derecha en la Patria Grande, ya ésta no volverá a ser patio trasero del norte revuelto y brutal que siempre la ha despreciado.
Esta vez el pulpo fue demasiado lejos con sus tentáculos, pero se encontró con un Gobierno y un pueblo dignos, que no “sacrificarían las esencias por las apariencias”, que no olvidan la historia, y si en el lejano 1962 de manera solitaria Cuba se alzó contra ese “conclave inmoral”, como lo calificó nuestro invicto Fidel, esta vez no será la excepción, lo que con la diferencia que nos acompañan 55 años de batalla y de ejemplo para no pocas naciones del planeta.
Si hay algo que no puedo dejar de escribir en estas líneas es que, no dejo de pensar una y mil veces en la vergüenza que debe sentir la hermana República del Uruguay y su noble pueblo, al apreciar la postura servil de un hijo de esa tierra, el tal Luís Almagro, que se ha vendido al mejor postor, no solo contra Cuba, ya lo hizo antes contra Venezuela, Ecuador y Bolivia, mientras en sus propias narices los gobernantes de corte neoliberal y antipopulares como, Argentina, Brasil y Paraguay hacen de las suyas y Almagro guarda su maltrecha “Carta Democrática” en el mismo bolsillo donde irán a parar, al final de su mandato, los marcados dividendos que el imperio yanqui deje caer por los “servicios prestados”.
Para Almagro, para los que le dictan el guión y para los que le pagan: Con Cuba esta es otra historia, es la historia de un pueblo que ni se rinde, ni se vende, es la historia de un pueblo que respeta para que lo respeten, esta es la historia de un pueblo de carne dura, donde se echan fuera los dedos atrevidos que pretendan hincarlo.
Los que acompañarían a al flamante Secretario General de la OEA en su premio, no merecen el privilegio de ser nombrados en estas breves líneas de una Guajira Cubana. (Pensando Américas)