Corrupción de las élites en el poder en tres episodios

Mayo 20, 2022

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Episodio I. La teoría de derechos solo para élites sostiene la corrupción

Los corruptos procedentes de las élites, no se roban una resma de papel, ni esconden un documento, ni asaltan un bus escolar, fingen ser idénticos a la gente común a la que odian, pero sus diferencias y prácticas en las que no caben derechos y libertades los delatan. En su conservadurismo cultural creen que astucia es igual a inteligencia y tratan a los demás como a siervos sin libertad completa como la de ellos, y cuando alguno es tomado prisionero por su delito al pueblo le hacen pagar por su rescate. Son herederos de la condición del señor feudal para aplicar justicia y adueñarse de las tierras, las riquezas, del ganado y de la gente misma, agregaron a su favor que la función específica del estado es mantener la guerra que mejora sus privilegios y les autoriza acomodar las leyes.

La corrupción se extendió durante dos siglos de control del estado por no más de 100 familias y se volvió inherente a la vida de las élites, con ella sostienen su dominio político y su capacidad económica privilegiada que les permite como gobernantes venderse y transferirse bienes públicos. Con lógica colonialista, en el siglo XIX un diplomático se abrió camino en Londres y a nombre del estado pidió créditos según su voluntad personal hasta que el gobierno francés lo llamó a dejar de actuar por cuenta propia. La historia la acaba de repetir el gobierno actual antes, durante y después de pandemia y se adiciona la “intención secreta” pero descubierta de compra en austeridad de un avión presidencial. I Took Panamá, del teatro la candelaria, contó que hace 120 años a Panamá (1903) no se la robaron, si no que fue vendida por las élites para que los Estados Unidos tuvieran una posición de dominio sobre América del sur y hoy USA gobierna a no menos de tres gobernantes locales e interfiere en las decisiones de sus dependientes tratados como países vasallos.

En 1928 en el senado J.E Gaitán demostró la conexión entre fuerzas económicas, políticas y militares, responsables de la masacre de las bananeras promovida y ejecutada con odio de clase, como volvió a ocurrir hace 30, 20, 10, 5 años y hoy. La violencia de los cincuenta con el horror consumado a través de la policía política, los pájaros, los inversionistas y los políticos mezclados avanzaron en el proyecto hegemónico y lo continuaron durante el conflicto armado mejorando sus técnicas, retoricas y prácticas, que los ha convertido en insuperables genios del mal y la crueldad.

La sistematicidad e intencionalidad de la corrupción, tiene decisiones planeadas, lo público es su botín discrecional, tan natural se les volvió que hasta el presidente Turbay propuso llevarla a sus “justas” proporciones” y a la manera de la CIA, las empresas de mercenarios (ej: militares magnicidas en Haití) y las mafias, los involucrados saben que de ser descubiertos serán negados, abandonados o asesinados para borrar el rastro de conexiones entre clanes y familias comprometidas con la violación flagrante de derechos humanos.

El patrón de conducta corrupta empezó en su etapa actual con el ascenso al poder de Misael Pastrana mediante el “gran fraude” electoral fraguado contra la ética y la constitución por el presidente C. Lleras (liberal, tío abuelo de Vargas Lleras), situación que el gobierno de hoy repite violando la constitución de 1991. Los hechos criminales en secuencia desde 1970 comprometen a las élites con la mayor “expropiación” y enajenación de bienes de la nación como la flota mercante grancolombiana, ferrocarriles nacionales, banco nacional, Telecom, Chambacu y Dragacol, Odebrecht. En el S. XXI el partido en el poder y sus asociados en el gobierno con delitos de cohecho, prevaricato, falsedad (Yidis y Teodolindo) alteraron en su beneficio la constitución, y siguieron con ascensos y condecoraciones a generales y oficiales vinculados a ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones forzadas, crímenes de guerra y uso indebido de las armas del estado (generales Montoya, del Rio, Barrera), plagios de tesis, modificación de la ley de garantías en época electoral, toma de partido del gobierno por “su candidato” de continuidad y difamación del adversario popular. La lógica del poder solo para la “gente” de bien, hace responsables de la violación sistemática de derechos humanos a las élites por activación del sistema de corrupción al que ven como una “anomalía necesaria” para sostener privilegios y humillaciones.

Episodio II. Prácticas y los personajes de élites que delatan la corrupción

Las escasas noticias de prensa filtradas precisan la estructura de la estrategia llamada corrupción, con conexiones en pasado y presente. “El desfalco de Foncolpuertos es un atraco premeditado que comienza en el Gobierno Gaviria, [que] quiere entregarles un negocio excelente a sus amigos y…. así llegamos al lavadero de narco dólares en que se vuelve Foncolpuertos”, dijo en 199 Ingrid Betancurt. Aparecen allí “grandes e ilustres” personalidades como Fabio Valencia Cossio (ministro), José Name Terán (contratista del estado, socio de las familias Char y Gerlein), David Turbay (excontralor que controló el mayor número de cargos del estado y su entidad calificada como la más corrupta). 25 años después del “gran fraude” Pastrana hijo, se destacan Chambacu, un botín referido al desalojo de tierras a afrocolombianos en situación de extrema pobreza, y personajes como Alberto Moreno (embajador ante Estados Unidos y presidente del BID) “colaborador” para préstamos exprés al gobierno Duque, siguiendo a quienes en el siglo XIX “fundaron deudas” sin intervención del congreso, (hoy la deuda ya es impagable y se le suma al desastre económico de tener la moneda más devaluada de América y la base productiva más deficiente) y Dragacol otro botín de 26.000 millones de la nación, con Fernando Araujo (ministro) vinculado con la entrada de dineros de un “sindicado de corrupción” a la campaña presidencial de Pastrana en 1998, de la que los dirigentes conservadores dijeron que no era de contabilidad oficial.

El doble periodo de gobierno del líder del actual partido en el poder es el más abultado en hechos con el agravante de “destrucción del estado de derecho” y violaciones sistemáticas a derechos, que abarco desde la pretensión de convertir a todos los jóvenes en “soldados de la patria” al estilo de las juventudes nazis, hasta los planes de rehabilitación especial. Los hechos fueron transversales y metódicamente planeados, como la degradación del DAS al mismo tiempo al servicio del gobierno y los paramilitares para estigmatizar, difamar, entrampar, cometer asesinatos, persecuciones, espionaje, desapariciones, falsos atentados, peculados (permanecen en prisión 2 directores y varios subdirectores); la presencia de narcotraficantes en el gobierno (Santoyo jefe de seguridad); falsas desmovilizaciones (L.C Restrepo comisionado de paz hoy prófugo); falsas imputaciones y judicializaciones masivas a lideres sociales (Valle, Tolima, Arauca); entrega de contratos del estado a “emergentes empresarios” (Nule) y los 6402 falsos positivos entre otros.

Una noticia dice que : “…en el año 2004, durante el segundo año de gobierno de Uribe Vélez, se destapó el caso de corrupción… más grande de su época en el país, el cual, se entrelaza de manera directa con la sanción que, la Superintendencia de Sociedades impuso al entonces Ministro del Interior y Justicia Fernando Londoño Hoyos… que adquirió de manera irregular 145 millones de acciones de la firma Invercolsa s.a., por un monto superior a los nueve mil millones de pesos ($9.000.000.000), casi USD 7 millones de dólares en ese año” (el colombiano, 2004, Jeny Soriano, USTA 2019, corrupción en invercolsa). El exministro “héroe de invercolsa” 15 años después le señalo al gobierno Duque el camino para “hacer trizas la paz”, cuyos resultados de efectividad de su sentencia llevan más de 300 excombatientes y 1200 lideres sociales asesinados, más el retorno de la barbarie, el miedo y el odio, que hacen crecer la miseria al mismo ritmo que crecen las ganancias inescrutables de grandes empresarios, prestamistas y banqueros (élites, “gente” de bien).   

Es ejemplo de saqueo la jugada maestra de Carrasquilla, ministro de hacienda de Duque, que “puso en manos de financistas privados la disponibilidad del gasto público del agua de 117 municipios, por 441 mil millones durante 19 años, sin opción de pagar los créditos en menor tiempo y  trepó la deuda a $1,5 billones, por las tasas de interés” (cuestión publica, oct 29 de 2018); los 50 billones anuales por exoneración, evasión y elusión de impuestos a favor de no más del 5% de la población (según sentencia C-015 de 1993 es fraude). Reficar; túnel de la línea; Odebrecht; vías 4G; sistema público de salud (el presidente de SaludCoop invirtió en campos de golf y vivienda suntuaria); los recursos de la alimentación de niños (PAE); los 70.000 millones de la conectividad (ministra Abuniden); la apropiación de playas en san Andrés (familia vicepresidencial) y de territorios sagrados en parque Tayrona (familias Vives, Castro, Noguera). Cada crimen es un nodo del sistema de corrupción que intenta ser ocultado, negado, borrado o presentado como escándalo.

Episodio III.  La evidente caída del Reich y del sistema de corrupción

El sistema de corrupción “reinventado” a partir de la constitución de 1991, obedece al patrón de conducta de los “18 clanes (que) a la manera de la mano negra manejan el poder” (Lavanguardia, febrero 19/2020, Ovidio Castro), no con el propósito de garantizar el bienestar, la paz y la democracia de la nación como afirman e informan, si no de controlar sus bienes, riquezas y decisiones para mantener la hegemonía del poder y el dominio sobre la población y sus libertades.

Los panfletos de estado de sitio “firmados” por “terceros” anunciando “paros armados” en territorios con la mayor presencia militar, las decisiones al filo de la ilegalidad de la procuradora, la parcialidad de ministros, embajadores y altos cargos como fiscalía y defensoría, unidos como en dictadura, en la campaña por el candidato oficial del partido en el poder, sumado a mentiras, medias verdades sobre el país, el crecimiento “engañoso” de la economía mirada por el incremento del consumo (sostenido por deudas personales y días sin IVA que transfirieron más de 15 billones a grandes financistas y empresarios), el alto desempleo, el aparato productivo destruido, una devaluación galopante y la moneda más devaluada del continente, y la suma de tragedias humanitarias por el desborde de violencias cotidianas y exterminio de lideres sociales y excombatientes, que aumentan las sospechas de que el partido en el poder no podrá evitar su caída.

El reino del “proyecto de refundación de la patria” del partido en el poder, al extenderse se incomunicó, su líder se debilitó y quedó en soledad luego del llamado a juicio criminal. El presidente perdió su noción de estadista, las bancadas en el congreso se extraviaron sin hilaridad y los altos cargos se ocultaron entre informes inconexos y militantes. Los hechos, errores y estadísticas revelaron los secretos de su desprecio por la justicia, el odio por sus adversarios, los engaños por un futuro mejor. La gente común, las mayorías ignoradas o excluidas (no la “gente” de bien, que controla e impone sus reglas) aparece decidida a recuperar su papel protagonista y a destronar el reich y su sistema de corrupción con fallos de togados pagados por mafias, pactos entre autoridades y mafias (falsos arrestos de delincuentes con “oficinas” de narcotráfico y sicariato), falsas desmovilizaciones y capturas preparadas con drogadictos (cacique la Gaitana, casa del terror), jefes de seguridad de Pastrana (Roiner Chaves, esposo de Marbelle) y del presidente Uribe (Santoyo extraditado) condenados por alianzas con mafias, narco fincas y la compra de votos y fraude electoral en asocio con mafias (Aida Merlano, Ñeñe, Caya Daza) que resultaron inocultables.

Haber creado barreras a la escucha de otras verdades, a la aplicación de justicia imparcial y a la implementación de la paz, acrecentó su insostenibilidad y aceleró su desplome y el del sistema en el que los corruptos como replicantes son el eje de la política y las decisiones, pero deben evitar como sea que su secreto, conexiones y beneficiarios se revelen. De los beneficiarios del asalto en territorios dice una noticia que el “…. mayor número (son) empresas antioqueñas, en el sector agropecuario Argos, que compró tierras para la captura de oxígeno y siembra de teca y hoy tiene 14 sentencias que la condenan a devolver tierra. Empresas bananeras asociadas a Augura (Uniban, Banacol, Bananeras del Urabá) y socias de la construcción del puerto de Urabá. Empresas extractivistas como Anglo Gold Ashanti, Continental Gold y, los bancos, Agrario, que absorbió la Caja Agraria; BBVA, que absorbió al Ganadero; y Davivienda, que absorbió al Banco Cafetero” (Colombia 2020, S. Forero, 31 de agosto 2020); y la enajenación de fondos de Agro Ingreso Seguro (Andrés Felipe Arias, “Uribito” condenado y en prisión secreta) y de ganadería de la federación respecto a que los recursos parafiscales por cuotas pagadas por 400.000 ganaderos por vender leche o sacrificar ganado por 90.000 millones, tenían problemas con Fedegán por “cláusulas inaceptables” y presuntas irregularidades en la administración de los recursos (semana.com, 15/01/16).

El patrón de conducta de corrupción evidencia un trastorno en las estructuras del partido en el poder que sentencian su caída, el fin del Reich, de su retórica, prácticas e impunidades, que han sostenido la apropiación y enajenación de bienes y riquezas de la nación y “neutralizado” adversarios, combinando todos los medios de lucha para mantener el control absoluto del estado como propósito que une y asocia a élites y “gentes” de bien, sin importar el costo para la nación.