Clima cambiante en el Caribe afecta el desarrollo de la región, afirma experto en la AEC

Jun 03, 2016

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2 junio 2016

En conferencia de prensa en el Salón de Embajadores, del Hotel Habana Libre, Abel Centella Artola, Director Científico del Instituto de Meteorología, de la Agencia de Medio Ambiente, quien además ha llevado durante años la colaboración científica con instituciones del Caribe y ha participado en la elaboración de los escenarios climáticos para esta región. Foto: Cubadebate Lea aquí la conferencia ofrecida por Abel Centella Artola Los datos climáticos observados junto al contexto económico regional, sugieren que el clima cambiante en el Caribe es un elemento crítico que impacta en el desarrollo de estos países, aseguró Abel Centella Artola, director científico del Instituto de Meteorología, de la Agencia cubana de Medio Ambiente.

Centella, quien ofreció una conferencia en la sala de prensa habilitada para la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), reseñó que en el Caribe la temperatura del aire se ha incrementado en un rango de 0.8°C -1.0°C, valores muy cercanos a los reportados a nivel global por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, en Cuba, entre 1961 y 2010 la temperatura media del aire se incrementó en 0.9°C, mientras que el aumento de la temperatura mínima fue superior (1.9°C).

Esto va acompañado de una reducción de las noches frías y un incremento de las noches cálidas, que puede ser traducido en el aumento del estrés térmico, con efectos potenciales negativos en diferentes sectores. Las precipitaciones intensas tienden a aumentar y al mismo tiempo, la sequía en algunas zonas de la región ocurren con mayor intensidad y mayor duración. A esto se une la evidencia de que los ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico han sido de mayor intensidad desde 1970.

“La ocurrencia de siete huracanes intensos en el período 200 – 2010 no se había apreciado en décadas anteriores y según las investigaciones, puede estar relacionado con el aumento de la temperatura del mar”, aseguró el experto. Si se entiende que la vida en el Caribe gira en torno al clima, dijo, se pudiera concluir entonces que “las evidencias de clima cambiante constituyen presiones que afectan el desarrollo de sectores tan importantes como el turismo, la agricultura, los recursos hídricos”. Aseguró que los estudios científicos confirman que en el futuro la tendencia creciente de la temperatura del aire continuará y que a finales del presente siglo, los cambios podrán ser superiores a los 3.0°C, con respecto a los valores medios del período 1961-1990. En tal sentido, continuará incrementándose la existencia de días y noches cálidas, mientras que la tendencia de noches frías podría registrar una reducción notable.

Los mayores incrementos de temperatura se producirán en los estados insulares de mayor tamaño, así como en los países caribeños de América Central y el Norte de América del Sur. Centella reconoció que existe una gran preocupación por los impactos notables del cambio climático sobre los ecosistemas marinos de la región del Caribe, los cuales “continuarán y se agravarán en el futuro”. Las afectaciones a la biodiversidad marino-costera ocasionarán pérdidas que pueden ser irreparables y a su vez tendrán repercusiones dañinas en otros sectores como el turismo, sector de suma importancia para el Caribe, vaticinó. La cooperación y la transferencia de conocimientos y tecnologías constituyen elementos de vital importancia para articular respuestas apropiadas a estos procesos, dijo. Centella relató como un ejemplo de éxito la experiencia de coordinación en el Caribe que comenzó en 2003, cuando no había ni un solo modelo científico para predecir el fenómeno pero –ante el peligro creciente– los países de la región dispusieron la creación de un pequeño centro en la región para estudiar el cambio climático.

En 2006 se sumó Cuba. Aunque no hay cálculos regionales generales de las pérdidas ocasionadas por el cambio climático, investigadores cubanos alertaron que la elevación del nivel del océano podría dañar o eliminar del mapa unos 122 poblados costeros de la Isla, muchas playas quedarían sumergidas, fuentes de agua dulce perdidas y parcelas de cultivo inutilizadas. Se espera que el mar en Cuba suba unos 27 centímetros para 2050 y unos 85 centímetros en 2100, poco si uno lo mira verticalmente, pero que significa una penetración del agua salada de hasta dos kilómetros tierra adentro en zonas bajas con el impacto en áreas como agricultura, turismo o infraestructura. En fotos, la VII Cumbre de la AEC

(De Cubadebate)