Lo de Cuba es terrible. Imaginémonos que unos 46 000 colaboradores cubanos en Venezuela, la gran mayoría de ellos médicos, técnicos de salud, enfermeras, educadores, entrenadores deportivos y culturales, están –según Luis Almagro– «enseñando a torturar» en esa nación latinoamericana.
No suficiente con eso, los cientos de médicos de la Isla que trabajan en Nicaragua, también son «torturadores», asegura el impostor que presentó su reelección en el cargo de secretario general de la OEA para el 2020-2025.